En la madrugada del 3 de enero naufragó en Terrón de Azúcar, bahía Pinorroa, municipio de Acandí, Chocó, una embarcación que transportaba dos tripulantes colombianos y catorce migrantes de Haití.
La lancha salió a la una de la madrugada de Turbo y tenía como destino la población panameña de Anachucuna, pero el mal tiempo, lluvias y el fuerte oleaje lo hicieron zozobrar.
Hasta el momento han sido rescatados con vida los dos tripulantes colombianos y siete haitianos, uno de ellos menor de edad, algunos con quemaduras de primer grado en la piel por gasolina.
También fueron rescatados cuatro cadáveres: dos niños y dos adultos, uno de ellos una mujer embarazada con mellizos. Los cuerpos fueron sepultados en el cementerio de Capurganá.
La Armada Nacional continúa en la búsqueda de tres migrantes: un menor y dos adultos.
Los dos tripulantes colombianos responden a los nombres de Eugenio Mena Blandón, de Riosucio, Chocó, y Jeiler Caicedo Quesada, de Turbo, y están sindicados de tráfico ilegal (coyotes) de migrantes. Uno de los migrantes rescatados informó que les cobraron 350 dólares por persona para transportarlos desde Turbo hasta Anachucuna, Panamá.
El Darién, en el norte del Chocó, donde ocurrió esta dolorosa tragedia, es uno de los principales puntos de tránsito de africanos, asiáticos y haitianos que buscan llegar a Estados Unidos por el mar Caribe, con paradas en países de Centroamérica.