Por: Haidy Sánchez Mattsson, Psicóloga quibdoseña residente en Suecia.
En esta columna he decidido enfocarme en la discriminación racial existente en Colombia, específicamente, hacia los negros, no porque no exista otras clases de discriminación hacia otras etnias o razas, sino porque es con la que me identifico por ser negra; más aún, cuando esta clase de discriminación se ha venido visibilizando con frecuencia, últimamente en el país.
Hace solamente unos pocos días, volvimos, lastimosamente, a ver en Colombia otro vil atropello contra la dignidad de una persona. En un video en el que se observa cómo al reconocido artista y cantante chocoano, Luis Eduardo Acústico, le hacen perfilamiento. Él dice que es por ser negro y explica en sus redes sociales cómo personal del centro comercial Santafé de Medellín lo siguieron en su estadía en el centro comercial, donde lo irrespetaron y le pidieron salir de las instalaciones porque, supuestamente, él estaba pidiendo plata a los visitantes, cuando él mismo era un visitante que hizo compras en los almacenes de este lugar. ¡Equivocación bochornosa!
Según las explicaciones dadas, se podría decir, literalmente, que a esta persona se le da un trato diferencial por exclusión a un nivel inferior por razones de raza u origen étnico, todo esto en pleno siglo 21 y en Colombia. ¡Preocupante! Igual de preocupante todos los otros casos de discriminación racial que se siguen presentando a diario, aumentando los eslabones de la ya larga cadena del racismo, y traumatizando, destrozando y afectando la salud mental de muchos negros y la dignidad de todo un colectivo.
Lo que aquí crea toda clase de reacciones negativas, indigna y enluta a muchos, es la forma tan rampante como parte del personal del centro comercial muestra los estereotipos raciales: “un negro corriendo es ladrón”, “un negro en el centro comercial es un limosnero”. Estas personas sin absolutamente ninguna prueba de que el joven artista estaba pidiendo limosna lo acusaron y lo humillaron injustamente. ¡Eso no tiene ninguna presentación!
Es deplorable constatar que cada vez que muchos esperamos que el racismo frentero y el camuflado, existentes en Colombia, se acaben, tenemos que seguir viendo situaciones donde a los negros nos ultrajan y nos crean estrés racial y traumas. Nos toca ver cómo desde artistas famosos, periodistas y el ciudadano común, con actos y comentarios discriminatorios y desobligantes, siguen abultando la grave problemática racial del país, siguen destrozando la moral y la autoestima de muchos y no les importa.
Yo anteriormente explicaba muchos actos racistas como falta de conocimiento, ignorancia y a veces hasta podía encontrar justificaciones —prácticamente como un mecanismo de protección a mi propio ser—, pero no, no nos digamos mentiras, es tal el ruido mediático y jurídico que se ha venido haciendo sobre el tema del racismo que, en su gran mayoría, sabemos qué es correcto y qué no, lo socialmente aceptado y lo que no, cuando se trata de respetar a las personas por su tez de piel. Estoy convencida de que las personas que actúan de forma discriminatoria saben lo que hacen y por qué lo hacen.
Desafortunadamente, lo que estas personas no alcanzan a dimensionar todas las veces es que con sus actos de discriminación étnica crean traumas al que recibe la humillación y a todo un colectivo.
Pero además amerita decir que el modelo explicativo del trauma no es algo inventado, una excusa, intento de victimización o de resentimiento, por el contrario, es una realidad psicológica de las personas que son expuestas a estos actos raciales, algo muy diferente a lo que muchos salen a decirnos cada vez que exigimos respeto a nuestra integridad y a nuestros derechos.
Vale la pena mencionar que las evidencias científicas, basadas en investigaciones acerca de la afectación del racismo en la salud mental de muchas personas expuestas al mismo, vienen indicando que los actos raciales son percibidos por la víctima como un ataque directamente a la persona, algo que hiere, causa dolor, rabia y mucha tristeza, situación que hace a la víctima vulnerable, causando así, en muchos casos, graves daños en el autoconcepto y autoestima, algo a lo que nadie debería tener que llegar.
Pero también las investigaciones han demostrado que el trauma racial acumulativo puede dejar cicatrices, secuelas psicológicas y físicas. Y en muchas de estas investigaciones se encuentra correlación directa entre el trauma racial y síntomas como hipervigilancia ante la amenaza, recuerdos, pesadillas, evitación, dolores de cabeza, palpitaciones, ansiedad, tristeza profunda, dificultad para concentrarse, pérdida de apetito, problemas para dormir. A lo que los investigadores además atribuyen como factores que disminuyen la calidad vida y la reducción de la esperanza de vida en estas personas afectadas.
¡Así pues, cuando muchos negros alzamos nuestra vos de rechazo a actos de atropello y falta de respeto que atentan contra la integridad física, psicológica y moral nuestra, no es nada que nos inventamos, por lo que queramos llamar la atención, o victimizarnos, es algo que tenemos que parar por nuestro propio bienestar, ¡por nuestros propios derechos y basados en evidencias científicas!
Los negros no podemos seguir aceptando que nos arrebaten el derecho a vivir tranquilos y llevar con orgullo y dignidad nuestro color de piel, nuestra etnia y nuestra cultura. Tampoco podemos aceptar que otros, con sus comportamientos irrespetuosos nos creen trauma racial. Y mucho menos que nos arrebaten el derecho a ser lo que somos y sentirnos en casa y sin reparos, en nuestro propio país.
Porque más allá de lo que los que se niegan a aceptar de esta realidad, y con su descaro rampante dicen que somos nosotros mismos los que nos victimizamos o que somos unos resentidos, aquí se trata del derecho a la igualdad, de nada más.
Hay que poner fin a la mala costumbre de catalogarnos de resentidos, hay que acabar con las excusas habituales y vacías cuando aflora a la luz el racismo escondido, hay que acabar con la repugnante y larga saga racial existente en Colombia. Se tiene que acabar con la negación del racismo. Del mismo modo se tiene que dar seguimiento y cumplimiento riguroso a los instrumentos legislativos basados en la constitución política de Colombia en materia de lucha contra la discriminación racial. Igualmente, se debe hacer promoción de educación en diversidad cultural y todos debemos hacer sanción social cuando se requiera.
En Colombia debemos llegar a cero tolerancias al racismo y a la discriminación.
Porque, ¿si en nuestro propio país a los negros se nos arrebata el derecho a sentirnos en igualdad de condiciones en todos los aspectos, si se nos arrebata el derecho de ser lo que somos sin ser discriminados y atropellados, díganme en que otra parte del mundo lo podemos tener?