El apellido Córdoba

Por: Walter Benavides Antia
Tomado del Facebook de ‘Historia de Pereira’
José María Vergara y Vergara, fue un escritor, periodista e historiador, que se reconoce hoy, como el primero en publicar en 1857, “Historia de la literatura en Nueva Granada” y una biografía sobre Antonio Nariño, amén de otras tantas importantes obras.
Con respecto a su labor, se refería en tono de recriminación, que mientras se había dirigido a los gobiernos entre 1857 y 1866 (Manuel María Mallarino, Mariano Ospina Rodríguez y Tomas Cipriano de Mosquera), buscando información y permisos para consultar documentos para sus investigaciones, sólo había encontrado desinterés, hostilidad y rechazo, y denunciaba, la extraña conducta de los hombres públicos, que en la vida privada se jactan y pregonan ser amantes de la educación y la cultura, pero que al llegar al poder, rechazan y persiguen “la inofensiva tarea del historiador, del anticuario y del literato” (palabras suyas).
La batalla de Ayacucho fue el último gran enfrentamiento dentro de las guerras de independencia (1809-1824), y significó el final del dominio administrativo virreinal español en América del Sur.
La batalla se desarrolla en la Pampa de Quinua en Ayacucho (Perú), el 9 de diciembre de 1824. Eso lo sabemos y habrá tiempo de analizarlo.
Pero hay un punto de la vida de José María Córdoba y la batalla, que ha permanecido deliberadamente en el ostracismo.
Después de la batalla de Pichincha (mayo de 1822), Córdoba solicita a Bolívar disfrutar un periodo de descanso en Antioquia para visitar a su familia. De regreso, se entrevista en Bogotá con Santander, quien primero lo halaga nombrándolo Comandante de Armas de Cundinamarca, (en reemplazo de Antonio Nariño, a quien Santander quiere lejos). Luego lo nombra Presidente de la Comisión de Reparto de Bienes, pero Córdoba tampoco acepta y sus relaciones con Santander (estando deterioradas) se deterioran más.
Parte para Antioquia, donde en 1923 recluta un contingente de 270 esclavos negros del Chocó, del Real de Minas de Andágueda, ya que las tropas de esclavos que le reclamaba con insistencia Bolívar a Santander desde 1820 no llegan al Perú.
Que les promete Córdoba: de regresar con vida, su libertad. A finales de 1823, regresa al sur a emprender la guerra del Perú, acompañado de su contingente de esclavos negros. Pasa por Popayán y el 10 de enero de 1824 sale rumbo a Pasto, a la que llega el 22 y de allí, parte inmediatamente hacia Guayaquil y Lima, donde Bolívar lo reclama con urgencia.
Y llega el día de la Batalla de Ayacucho, donde comanda 2.300 hombres, formados por los batallones: Bogotá, Voltígeros, Pichincha y Caracas. Junto a Córdoba, en el Batallón Bogotá (a cargo del veleño León Galindo), lucha con arrojo su regimiento de esclavos del Chocó, siendo fundamental para conseguir la victoria y el apresamiento del Virrey José de la Serna.
Dos puntos para recordar:
1. Bolívar desde Junio de 1816, es quien decreta la primera Ley de Libertad para los esclavos y familias de quienes se incorporen a la guerra de independencia.
2. Es un negro el que prepara con su victoria, la independencia de Colombia en la Batalla de Boyacá. El 25 de Julio de 1819, Bolívar en la Batalla del Pantano de Vargas, cuando todo indica que están perdidos, invita a Juan José Rondón, “Coronel, Salve usted la Patria” … y la salvó.
Después de Ayacucho, los esclavos que regresaron a Colombia, recibieron reconocimiento, su libertad, y el apellido Córdoba, apellido que hoy los descendientes de esos soldados, muchos sin saberlo, se identifican por Colombia y el mundo.
A MANERA DE CONCLUSION. Resulta sospechoso el silencio de los “historiadores profesionales”, de “investigadores con sueldo de universidades”, y el desconocimiento de su historia, de los numerosos voceros que dicen ser de ellos. Reconocimiento a esos valerosos soldados, que no dudaron en luchar por la libertad en tierras lejanas, de donde muchos no volvieron, y que hoy muchos de sus descendientes después de casi 200 años, siguen reclamando.