Por Haidy Sánchez Mattsson, Psicóloga chocoana residente en Suecia.
La violencia de género constituye un grave problema de salud pública y de violación sistemática de los derechos humanos de la mujer. Esta violencia pretende sin duda alguna subordinar , minimizar y prácticamente borrar del mapa a la mujer.
Cuando un hombre sea el que sea, estudiado, o no, con posición y altos cargos o no, de sociedad o no, vulnera los derechos de una mujer, cuando pisotea la moral de la misma, la engaña de forma premeditada , la conduce a vivir una situación en muchas ocasiones traumáticas, la cual la pone en un enorme riesgo de su salud física y mental, está actuando de una forma que no merece otro nombre que una actuación criminal. Cuando un hombre además abusa de su poder o influencia, y decide minimizar aprovechándose de algún tipo de confianza que esta mujer pueda tener en él, es una actuación que innegablemente debemos catalogar como un tipo más de violencia de género. Comportamiento con características desadaptadas y rasgos antisociales. Estos rasgos de personalidad y de conducta deben definirse e interpretarse así independientemente de quién se trate, de qué edad tenga esta persona, que estudios tenga y que posición socioeconómica o cultural tenga el mismo.
Ahora, la violencia de género tiene diferentes clasificaciones, la que yo me centraré es en la que está asociada a obligar a una mujer a interrumpir su embarazo, esa como todos los otros tipos de violencia de género ameritan que la sociedad no cierre los ojos.
No se puede banalizar, porque el cuerpo de las mujeres, en su territorio corporal y en su espacio psíquico, es y debe ser sagrado siempre y nadie tiene el derecho de violentarlo!
Tampoco debemos ni permitir ni aceptar que el hombre normalice sus actuaciones de no reconocer ni aceptar el derecho y la capacidad de decisión de nosotras las mujeres. No podemos, de ninguna manera, contribuir al mantenimiento de un orden social que nos limita a ejercer los derechos sobre nuestro propio cuerpo y nuestro proyecto de vida, trátese de lo que se trate. Y cuando se es víctima de estos actos, la víctima queda muy vulnerable, precisamente es allí que todos y todas deben rechazar la situación y apoyar a la víctima.
Porque cuando hay una vulneración de nuestros derechos en las prácticas asociadas con violencia de género, con engaños o se nos induce a interrumpir procesos íntimos e importantes en nuestra vida, las secuelas son, en muchos casos, irreparables.
Y son irreparables porque las consecuencias suelen ser tanto físicas como psicológicas y afectan significativamente en la mente de la persona y que en muchas ocasiones quedan por siempre, ¿entonces hay derecho a destruir la vida al otro así por así?
¡Cuando a una mujer se le obliga a deshacerse sin consentimiento de algo importante que ha concebido, esto también ocasiona que esta pierda la confianza en sí misma y en su entorno, independientemente de su edad , madurez o nivel intelectual , el mecanismo es el mismo, el daño es igual!
Lo que es cierto es que convertir algunos sucesos de violencia de género en morbo, chismes de corredores y al mismo tiempo visualizarlos de forma inescrupulosa, de volverlo solo el tema del día en redes, lo que conlleva es a revictimizar a la persona que ha sido vulnerada en su derecho.
Mi pregunta es: se toma una posición clara y contundente contra el hombre que comete la atrocidad? Se le aplica sanción social? En la mayoría de los casos no, entonces ¿qué responsabilidad toma cada uno? Es solo el disfrute del run, run?
Lo que por el contrario se debe hacer (aprovechando la magia de las redes sociales) es condenar socialmente al agresor, al opresor de la mujer.
Recordemos que este sistema de violencia de género se basa en el desbalance de poder; de allí la importancia de ser empáticos y solidarizarnos con la víctima, ¡no con el victimario!, porque este ya tiene una conducta antisocial y la probabilidad de que siga haciendo sus fechorías y destruyendo la vida y el proyecto de vida de mujeres que pasen por su entorno es muy alta, sin importarle si son niñas, jóvenes o adultas porque lastimosamente este tipo de conductas no tienden a desaparecer así por arte de magia!