
Por Arnoldo de los Santos Palacios Mosquera
Publicado en Sábado el 8 de noviembre de 1947
(A raíz de la creación del Departamento del Chocó el 3 de noviembre de 1947 el escritor Arnoldo Palacios escribió este artículo, que fue publicado en el periódico semanal Sábado)
La creación del Departamento del Chocó es para la patria, como admirar el amanecer a la orilla de un río. Porque el alma del hombre se llenó de alegría, y la alegría es signo de progreso.
El departamento del Chocó no fue creado en un instante. Fue obra de una lucha intensa y vigorosa en el parlamento colombiano durante varias décadas.
En la prehistoria de esta ley figuran: el doctor Tulio Enrique Tascón, presentando el proyecto en 1918; Becerra Delgado en 1919, año en que lo recomienda el presidente de la República don Marco Fidel Suárez. Pero volvió al silencio, quizá porque estos hombres de buena voluntad no eran al fin y al cabo chocoanos y tenían otras cosas que hacer por sus departamentos y sus electores.
Y en el año de 1933, regresa el proyecto al tapete del parlamento. Ya el Chocó tiene en la Cámara un auténtico vocero, ciudadano nacido de las propias entrañas del pueblo, elegido por el pueblo en la lucha: Diego Luis Córdoba, quien luchó por la creación de esta obra durante todo el tiempo que le ha tocado asistir al parlamento colombiano.
Hubo momentos como en el 44 en que ya casi estaba aprobada la ley, pues se discutía en tercer debate en el Senado; pero los chocoanos carecían de vocero en el Senado y allí se ahogó; de esa época recordamos que se encontraba allí como ministro de Estado Adán Arriaga Andrade, el cual tenía voz, y a pesar de las instancias de Córdoba para que defendiera a la tierra. Arriaga no tuvo boca ni signos de ninguna especie para defenderlo y lo dejó perecer, es decir, su gran talento político pecó, pues despreció la gloria. Muy bien; estará convencido el Chocó que no encontrará papeletas para votar por él, aun cuando se esté ahogando en una candidatura por falta de un voto.
Y en estos últimos cuatro años siguieron trabajando con ahínco Diego Luis Córdoba y Ramón Mosquera Rivas, más Fernando Martínez Velásquez que vino este año. Todos auténticos hijos del pueblo. Córdoba se pronunció en el Senado, donde había quedado el proyecto el año pasado; hizo uno de los más sentidos y profundos discursos, en lenguaje puro, que se hayan escuchado en el Parlamento en los últimos tiempos.
En el senado, siendo presidente el jefe del liberalismo, doctor Jorge Eliécer Gaitán, el proyecto siempre mereció la preferencia y la defensa del máximo jefe. Hasta que por fin, al volver a la Cámara para ser aprobados o no unos artículos modificados por el Senado, el viernes 24 de octubre, durante una sesión vespertina, que a cada rato se iba llenando de solemnidad, el proyecto del Departamento del Chocó quedó aprobado.
Hablaron Luis Yagarí, quien hizo un discurso sincero, de corte romántico; Augusto Ramírez Moreno, quien con su amada retórica analizó las riquezas y la miseria que personalmente había observado en la tierra chocoana, y dijo de la simpatía incomparable con que todos los chocoanos lo habían recibido, y explicó que por esos mil títulos más invitaba a aprobar el proyecto, como una medida de justicia en Colombia. Ya había entrado la noche. Y en el amplio salón del nuevo Palacio de Comunicaciones empezó a agitarse la emoción y la espera de las cosas grandes que ya vienen allí.

Finalmente pasó al micrófono Eliseo Arango, chocoano nacido en Bagadó a la orilla del torrentoso río Andágueda. Eliseo Arango estaba tembloroso con su cuerpo seco y frágil, con su cabeza plateándose, su rostro pálido, descarnado y enjuto, y debajo de sus gruesos lentes la mirada extendida en el recuerdo de aquellas tierras que no ha vuelto a visitar por muchos años, muchísimos.
Cuando comenzó a hablar todos hicieron silencio: sus palabras brotaban con el peso que tienen la justicia y la inteligencia. Con voz clara y fuerte explicó y objetó de manera incontestable las objeciones de los impugnadores del proyecto más bien empecinados en que el Chocó no debía ser departamento porque no y porque no; entre los impugnadores se destacaban por la necedad Rivera Tamayo, J. Estrada Monsalve, Jesús María Arias, el senador Alfredo Cock, y otros que se lavarán las manos ante la historia, porque no recuerdo ahora cómo se llaman.
En fin, ante la expectativa de todos los presentes, repartieron las boletas y echada la suerte quedó aprobado el decimoquinto departamento de Colombia: Chocó, capital Quibdó.
Tierra de inmensa riqueza.
Razón de su prosperidad como departamento
La riqueza mineral del Chocó es lo más reconocido y por ello la principal industria es la minería, cuyos mejores resultados se los traga la compañía “Chocó-Pacífico”, para la fortaleza de los Estados Unidos. Los nativos todavía explotan el oro y el platino mediante métodos rudimentarios, que no brindan provecho halagador.
Podemos repetir que el Chocó es el primer productor de platino, cuyas impurezas constituyen otros metales preciosos, lo cual hace que los yanquis se hagan matar por embolsillarse el platino chocoano. Segundo productor de oro, tercero en plata; apreciable en cobre; brillantes posibilidades en materias radioactivas, según recientes estudios e informaciones; también de petróleo y de carbón de piedra, continuación de la zona carbonífera del Valle.
En cuanto a agricultura, el Chocó es poderoso productor de caucho, el cual se explotó abundantemente durante la última guerra, como contribución de Colombia a las naciones unidas para el hundimiento del nazismo; así también de arroz, por miles de toneladas; bananos, toda clase de plátanos, maíz, yuca, cacao, cocos, café, naranjas, limones, zapotes, tabaco, caña de azúcar, en fin, todos los árboles frutales.Eliseo Arango (
Es importante destacar ahora a Sautatá, población situada a la margen del río Atrato, cerca del golfo de Urabá. En Sautatá el ingenio azucarero está en vía de resurgimiento, mediante el brillante esfuerzo de los hermanos Janhure; pero esta región no solo vale por el ingenio azucarero, sino por la agricultura y la ganadería. Los Janhure tienen un plan de colonización de fácil realización, plan que con el tiempo será nacional; hoy mismo los hermanos Janhure tienen setecientas cincuenta hectáreas sembradas de pasto, listas para ser vestidas de ganado.
Sautatá augura grandes posibilidades para el banano, y existen importantes siembras de arroz, cacao, caña de azúcar, y también una gran caída de agua.
Por lo tanto es obvio que los hermanos Janhure merecen todo el apoyo por parte del gobierno, especialmente de la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero. Y ahora, es de advertir que la Caja Agraria se preocupa poco por los agricultores del Chocó; puede que haya tenido amarga experiencia con escasísimos y pequeños préstamos, lo cual no justifica generalizar la mala impresión.
Referente a ganadería podemos citar grandes centros ganaderos como El Carmen y Valencia, inclusive con bellos ejemplares de razas finas Holstein y Cebú. En el Baudó se consiguen inmensas crías de cerdo; y no está el Chocó
como el último en ganadería caprina. Aves de corral las hay muy variadas y abundantes: gallinas, cuya preparación para un almuerzo es fama que la culinaria chocoana no tiene par; patos, pavos, pavojil; pavorreal, palomas; sin contar las silvestres perdices, garzas, loras, águila real, etc.
La pesca se destaca por su abundancia y calidad: dentón, tabuche, bocachico, beringo, guacuco, rollizo, rabicolorada, lunareja, doncella, mojarra, aguja, boquiancha, bagre, zábalo, zabaleta, guabina, anguila, berbudo, micuro, charre, que son de agua dulce; pues hemos prescindido de los de mar por ser más comunes.
Madera sí es cierto que por donde se meta alguien la encuentra como la desee: cedro, caoba, guayacán, comino, canalete, chachajo, trúntago, güina, jiguanegro y jiguamarillo, roble, incibe, castaño, chanó.
Dentro del renglón explotación de bosques citamos: damagua, de la cual se extrae una fibra para la producción de esterillas; iraca, de la que se elaboran sobreros y canastos; táparo, milpeso, pita, henequén, chontaduro, quitasol, cabecinegro, rabo de zorro, palma amarga; estas se utilizan para construcción de habitaciones, tanto para techos como para cercados.
Positivas posibilidades de energía eléctrica: en este campo el Chocó está, se puede decir, solo. Existe hace mucho tiempo la central hidroeléctrica de La Vuelta, sobre el río Andágueda, planta de propia de la “Compañía Minera Chocó Pacífico”; provee de energía las dragas de la tal compañía y mueve sus diferentes talleres; además da luz a Istmina, Tadó, Condoto, Andagoya, La Vuelta.
Como posibilidades para establecer las centrales que se quieran tenemos los ríos Atrato, San Juan, Tamaná, Andágueda, Quinto, San Pablo, etc. Actualmente se estudia el montaje de una gran planta para dar energía a todo el Chocó, y a los pueblos del suroeste de Antioquia. Según los estudios, esta planta, sobre el río La Playa, alcanza una capacidad mayor a cuatrocientos mil kilovatios, el primer montaje será de veintisiete mil.
Dejemos esto para pasar a la cuestión vías. El plan vial del Chocó comprende mil setenta y seis kilómetros, de los cuales hay construidos 189, así: 140, de Bolívar (Antioquia) a Quibdó; y 49, de la carretera Quibdó-Istmina, que ahora va de Istmina a Yuto.
El plan vial comprende las siguientes carreteras interdepartamentales: Bolívar-Quibdó-Bahía Solano; Apía-Pueblo Rico; Tadó-Istmina-Quibdó; Cartago-Nóvita-Condoto-Istmina-Quibdó.
Intermunicipales: Quibdó-Neguá-Bebaramá-Urrao; El Carmen-Urrao; Andes-Bagadó; Istmina-Baudó-Nuquí; Bahía Solano-Juradó-Río Atrato; Acandí-Sautatá-Río Sucio; Nóvita-Sipí-Baudó-Negría.
Esta red de carreteras va a darle vida a todos los campos fértiles de que está regado el nuevo departamento, y que por siglos habían permanecido abandonados a la desastrosa y antipatriótica condición de intendencia.
Para efectos de navegación aérea hay proyectados los campos de aterrizaje de Quibdó, Mandinga, Bahía Solano, Istmina. Por el momento el Chocó está sometido a dos vuelos semanales que hace un avión Catalina de la Avianca. Pero a cada rato se interrumpe la comunicación, causando graves perjuicios a la región. Ojalá fueran los campos de aterrizaje las primeras obras que se realizaran en el Departamento del Chocó.
Respecto de la navegación fluvial el Chocó tiene todas las ventajas. Prueba de ellos es que todas las poblaciones están situadas a la orilla de un gran río, de los cuales se destacan el Atrato, que facilita la comunicación entre Quibdó y Cartagena en barcos de quilla; el San Juan que comunica en barcos también, con Buenaventura. El Atrato le lleva al Magdalena, la ventaja de no sufrir sequías. Aquí recordamos nuevamente la urgencia de establecer una pequeña y precisa flotilla que recorra la costa chocoana del Pacífico, hasta Buenaventura. Mientras llegue la carretera Bahía Solano-Quibdó, no se pueden mantener tan ricas regiones a merced de veleros, que constantemente se pierden con cargamento y pasajeros en el mar, a más de no cargar mayor cosa.
La costa chocoana del Pacífico es la más viva esperanza para el robustecimiento de la economía colombiana. Allí están todas sus toneladas de arroz que se pierden, lo mismo naranjas, cocos, plátanos, sin contar la fecunda riqueza pesquera.
Tierra fecunda en el campo intelectual
A primera vista se observa que el Chocó, cuál, más cuál menos, tiene ambición de cultura, y he ahí la razón para que los padres campesinos siempre tengan presente el anhelo de educar a sus hijos. Quibdó, capital del departamento es una pequeña ciudad llena de inquietud intelectual.
Mensualmente se vende una apreciable cantidad de revistas literarias, nacionales y extranjeras, de diferentes títulos.
Actualmente existen en el departamento unas doscientas escuelas primarias y varios planteles de segunda enseñanza. Colegio Carrasquilla, el principal y más antiguo, de donde han salido los hombres más importantes de la región en los últimos tiempos, pues sus cursos de bachillerato están a la altura de los más destacados de la república.
La Escuela Normal de Varones, dirigida hoy por Nicolás Rojas M., quien está trabajando constantemente por elevar la formación de los maestros muy por encima. El Instituto Pedagógico Femenino y la Escuela de Artes, de donde salen las maestras y jóvenes muy bien preparadas en modistería, telegrafía, bordados, floristería, pintura.
También la Normal Rural de Señoritas y la Escuela de Artes y Oficios para Varones, en la ciudad de Istmina; además el Colegio de la Presentación, el Reformatorio de Menores, dos colegios de segunda enseñanza en El Carmen.
Mirando rápidamente la historia de Colombia, encontramos cómo el Chocó ha dado a la nación una nómina de hombres públicos de mucho respeto: en el siglo pasado, próceres como Miguel Buch, Miguel Montalvo, Tomás Pérez, Manuel Mena, quienes eran miembros del cabildo de Quibdó, y proclamaron la independencia el 2 de febrero de 1813.
Presidentes han sido: Carlos Holguín, nacido en Nóvita, sin discusión; Manuel María Mallarino, tío de Carlos Holguín; y don Julio Holguín, hermano de don Carlos; estos dos últimos chocoanos los reclama Cali. Y aunque por el “jussanguinis” son auténticamente chocoanos se los prestamos a Cali, si los necesita para su galería.
César Conto, expresidente del Estado Soberano del Cauca, por los tiempos de la batalla de los Chancos, que dirigió como general en jefe.
Entonces Conto soltó la gran voz de mando: “Soldados: firmes como estatuas”, arenga que los historiadores vallecaucanos se han robado para ponerla en boca del general David Peña. Fuera de esto, Conto fue gran poeta y lingüista; se recordará como estando en Londres puso un letrero a la puerta del consulado: “Aquí se enseña inglés a los ingleses”.
Ricardo Carrasquilla, poeta, educador, padre de Monseñor Rafael María Carrasquilla, sobrino de la esposa de Antonio Nariño; nació en 1827 cuando el padre, prócer, coronel Luis Carrasquilla, era gobernador del Chocó.
Jorge Isaacs, otro de los hombres que Cali se empeña en arrebatarle al Chocó. Lo cual no podemos tolerar por más Marios Carvajales y Carlos Velascos Madriñanes, que quieran tergiversar los hechos históricos. No solamente el poeta, sino sus hermanos nacieron en Quibdó, de padre judío inglés y madre quibdoseña, doña Manuela Ferrer Scarpetta.
Si los caleños insisten, todavía no ha muerto B. Sanín Cano, a quien los parientes del poeta dijeron en Londres cómo Jorge Isaacs, autor de María, era chocoano de Quibdó.
Inclusive Camilo Torres, que aunque nacido en Popayán, la abuela era una chocoana de Nóvita, de apellido Tenorio.
El novelista Gregorio Sánchez, muerto hace poco en Cali, también era chocoano. La lista sería interminable.
Y entre los vivos están Diego Luis Córdoba, nacido en Neguá en 1907; a su actividad incansable se debe la creación del Departamento del Chocó; es actualmente senador de la República por el Chocó y Antioquia; figura relevante en la política y la inteligencia colombianas, y uno de los negros más importantes de América, dispuestos a dar la bofetada correspondiente a los países racistas, que se precian de democráticos, cuando se mantienen linchando negros y sojuzgando la libertad humana; Diego Luis Córdoba ha estado recibiendo un merecido cerro de mensajes de toda la nación, de rincones inimaginados, felicitación por su empeño y laboriosidad hasta triunfar en el proyecto por el cual venía luchando durante quince años.
Eliseo Arango, “uno de los seis grandes de Colombia”, al decir de Ramírez Moreno; ha sido parlamentario, ministro de Estado, embajador.
Francisco José Chaux, quien ha sido senador por el Cauca, ministro de Estado, embajador.
Ramón Mosquera Rivas, ingeniero, parlamentario, que acaba de ser vicepresidente de la Cámara. Adán Arriaga Andrade, exministro. Sergio Abadía Arango, excontralor general de la República.
También el Chocó ha dado sacerdotes católicos muy prestigiosos; Monseñor Felipe Álvarez del Pino, presbíteros, José Ramón Bejarano, Alcides Rojas Peña, y otros. Escritores y artistas como Manuel Salvador Mosquera Garcés, director de la revista Testimonio, y José Laó Moreno, pintor y escultor destacado, residente en Cartagena.
De las últimas promociones se destaca el abogado Fernando Martínez Velásquez, actual representante a la Cámara, uno de los más prestigiosos jóvenes orientadores de la política chocoana, y quien acompañó este año a Córdoba en la lucha por la creación del departamento.
Por esto extrañamos, que el Chocó, enseñado a tener hombres dignos de gobernar no sólo al Chocó sino a Colombia, se encuentre gobernado hoy por el señor Leonidas Pretelt Mendoza, que no es chocoano y, peor, es un
individuo opaco en los menesteres del espíritu selecto. Así, recordamos al presidente Ospina Pérez, tener presente la historia chocoana para no incurrir en el error de que ese sujeto inaugure de nuevo la gobernación del Chocó, que tuvo su génesis con Diego de Nicuesa, gobernador de Nueva Andalucía.
Cómo funcionará el nuevo departamento
Con 21 municipios: Quibdó, Acandí, Alto Baudó, Bahía Solano, Bagadó, Baudó, Cértegui, Condoto, El Carmen, Istmina, Juradó, Lloró, Neguá, Nóvita, Nuquí, Opogodó, Palestina, Río Sucio, Sipí, Tadó, Valencia. Tres senadores y tres representantes; quince diputados; un gobernador con secretarios de gobierno, educación, obras públicas, higiene, hacienda; controlaría departamental y auditoria nacional de hacienda. El distrito judicial comprende: un tribunal superior u ordinario, un tribunal de lo contencioso administrativo, un tribunal del trabajo, cinco circuitos judiciales: Quibdó,
Istmina, Nuquí, El Carmen, Río Sucio; dos juzgados del trabajo: Quibdó e Istmina; un juzgado de menores, 21 juzgados municipales.
Esperamos la cooperación de todos los colombianos para la prosperidad del nuevo Departamento del Chocó, en bien de la patria.
Publicado en Sábado el 8 de noviembre de 1947.