La Corporación Jóvenes Creadores del Chocó es una organización cultural sin fines de lucro, que trabaja desde hace doce años con niños, niñas, adolescente y jóvenes de contextos complejos y supremamente talentosos por generar espacios de convivencia pacífica.
A través del teatro y la danza tradicional y urbana estos jóvenes trabajan por conservar el conocimiento del territorio, contar cómo han vivido el conflicto armado, hacer memoria sobre sus tradiciones y denuncian lo que los sigue amenazando: la violencia y la falta de oportunidades.
La semana pasado conversaron con miembros de la Comisión de la Verdad. “No nos hemos cansado ni nos cansaremos de denunciar a través de la cultura y el desarrollo de la práctica artística (teatro y la danza) los constantes asesinatos y la sistemática violación de los derechos humanos de los jóvenes del Chocó, especialmente los del municipio de Quibdó”, dice Katherine Gil García, directora y cofundadora de la corporación.
“Reafirmamos el arte como forma de resistencia, generador de entorno protector y consolidador de proyectos con sentido de vida. Es lamentable lo que ocurre hoy en el país, y más lamentarme es ver como la violencia se profundiza”.
En la obra de teatro Bojayá: masacre y olvido, la Corporación narra la historia de una mujer negra que perdió a su familia el 2 de mayo de 2002 en la masacre de Bojayá.
También han realizado obras sobre el reclutamiento de menores de edad por parte de los grupos armados ilegales, y sobre rituales mortuorios en el pueblo afro.
“Desde que creamos Jóvenes Creadores del Chocó hemos dicho que no nos interesa contar las historias de otros, nos interesa contar nuestras historias. Ahí está el clic del asunto. ¿Por qué decíamos eso? Porque nuestras historias son contadas por otros e incluso tergiversadas, o porque esas historias de nuestras comunidades ni siquiera nos llegan. Estamos aquí, pero es como si no nos conociéramos. Estando en nuestro territorio, pero absolutamente de espaldas”, dice Katherine Gil García.
Tienen una obra que se llama Revolución PaZcífica, que fue codirigida por el director y coreógrafo Rafael Palacio, donde preguntan: ¿Qué está pasando con los jóvenes?, y la respuesta es que les está preocupando la contaminación del río Atrato, declarado sujeto de derechos. “Contaminación por mercurio, por minería ilegal, lo que afecta la seguridad alimentaria, nos preocupa el desempleo, nos preocupa que hoy no podemos andar con el cabello pintado de cualquier forma, no podemos caminar de esta manera, no podemos entrar a este barrio porque nos desaparecen, nos amenazan o llegan a tu casa a pedirte la vacuna, o te dicen: “Vení, si vos no sos campanero, sabés lo que te va a pasar”, cuenta Katherine Gil.