Angie Redondo, ingeniera de Minas y Metalurgia, y Jorge Luis Polo Bertel, estudiante de ingeniería de Minas y Metalurgia, participaron por Colombia y ganaron el concurso de Go Green con un proyecto de generación de energía en Bojayá utilizando las vísceras de pescado.
“Comiendo pescado en un restaurante de comida del Pacífico se nos encendió la chispa y pensamos… ¿por qué no producimos energía a partir de estas vísceras en un biodigestor?”, recuerda la guajira Angie Redondo, de 22 años.
“Siempre me ha apasionado la sostenibilidad, como a mi compañero Jorge. Cuando vimos la competencia, de una supimos que la categoría en la que queríamos participar era Sostenibilidad y Acceso a la Energía. Teniendo en cuenta esa categoría, lo que buscábamos era llevar energía de alguna forma a una zona no interconectada de Colombia”, empieza Angie.
“Decidimos enfocarnos en esto y empezamos a pensar cómo aprovechar los desechos del pescado. Comenzamos a realizar la investigación del proyecto, de cómo integrarlo con energía solar, de cuál era la necesidad. Y en este caso, era la refrigeración del pescado”, interviene Jorge, quien nació en Sincelejo.
“Nos comunicamos con personas del Pacífico y nos dimos cuenta de que muchas veces se les perdía el pescado. Todo esto fue como armando nuestro proyecto, hasta llegar a ser la idea que representó a Colombia en el concurso, y pues estamos muy orgullosos”, asegura el joven.
Enfocaron el proyecto a Bojayá, por una parte, debido al conflicto; teniendo en cuenta cómo los ha afectado y cómo este flagelo no ha permitido desarrollar todo el potencial de esa zona, sin embargo, afirman que su idea puede ser replicada en otras partes del país y, ¿por qué no?, en otras partes del mundo.
¿Cuál es el proyecto?
“Nosotros integramos lo que es la economía circular. Aprovechamos los residuos pesqueros de la zona, para formar ‘biogás’ y, en combinación con energía solar, creamos un sistema híbrido que genera energía eléctrica para refrigerar la pesca. Muchas zonas no interconectadas no pueden refrigerar su producción y pierden mucho o tienen que vender sus productos a precios muy, muy inferiores. Eso hace que no haya un comercio justo entre los que pescan y los que compran. Por otro lado se pierde la comida”, cuentan.
Con el biogás se logra un sistema de pesca sostenible. Se crea a partir de un biodigestor, que es un contenedor cerrado de forma hermética que tiene materia orgánica procedente de vegetales y carne en descomposición.
El biogás es un gas compuesto principalmente por metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2), en proporciones variables, dependiendo de la composición de la materia orgánica a partir de la cual se ha generado.
“Más que todo, queremos apoyar la economía de estas regiones que no han podido surgir por la falta de alternativas. El combustible que usan es Diesel y es costoso. Solo tres horas al día es que tienen acceso a energía”, añade Jorge.
Lo que buscan es mejorar las condiciones de vida de los pescadores artesanales de Bojayá y tienen en mente una pescadería que les compre a todos ellos, su producción a un precio justo.
“Actualmente les compran a precios bajos porque saben que ellos no van a tener cómo refrigerar esa producción y la van a tener que regalar o botar”, dice Jorge.
“Queremos ir con este proyecto más allá, a un diseño de detalle para ver si podemos aplicarlo y llevarlo a la vida real. Nos encantaría llevarlo a toda la población o a todos los pescadores artesanales de Bojayá que estén articulados a la asociación. Ese es nuestro objetivo”, sostiene Angie.