Por José María Daza Sánchez
El Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) está compuesto por cinco dimensiones: 1) condiciones educativas del hogar, 2) condiciones de la niñez y juventud, 3) salud, 4) trabajo y 5) acceso a servicios públicos domiciliarios y condiciones de la vivienda.
Las 5 dimensiones que componen el IPM involucran 15 indicadores. Los hogares son considerados pobres multidimensionalmente cuando tienen privación en por lo menos el 33,3% de los indicadores.
En 2022, el porcentaje de personas en situación de pobreza multidimensional en Colombia fue 12,9% en el total nacional; en las cabeceras de 8,7% y en los centros poblados y rural disperso de 27,3%, es decir, el porcentaje de personas en situación de pobreza multidimensional en centros poblados y rural disperso fue 3,1 veces el de las cabeceras.
Este IPM, está desagregado de una manera que da la cobertura de las necesidades básicas insatisfechas. (INBI, entre las que se cuentan, entre otros, el número de personas de una familia que no ha tenido estudio, que tiene niños menores de edad que no asisten a una institución educativa, que no tienen cobertura en salud, ni en acueducto ni en servicios públicos domiciliarios, que determina la calidad del piso de la vivienda o la participación algún integrante de la familia en las actividades laborales, etc.)
Según información obtenida del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas – DANE cuando se medía el Índice de necesidades básicas Insatisfechas, hasta 2018, el municipio del Alto Baudó estaba en un 77,85%. La composición de esta cifra se basaba en seis componentes. Ahora se mide con el índice de Pobreza Multidimensional y su resultado a 2022 es del 90,6%, obviamente esta cifra lo componen, como ya lo señalamos 15 elementos lo cual refleja el detalle más real de la situación.
Escuchar al mandatario local, Ariel Salazar, de lo que es su municipio actualmente, simplemente demuestra lo sombrío de su estado. Lo llama “estar en la parte más oscura del mundo”. Sin duda, con cifras de este orden cuando el promedio del país es de solamente 12,5% refleja un territorio completamente en el abandono, por acción de los mandatarios anteriores, incluidos los gobernadores, como los mismos alcaldes elegidos y que han ejercido hasta la fecha.
Que unas instituciones educativas estén en completo deterioro y abandono, tanto en la cabecera municipal como en los corregimientos y veredas, incluidas las comunidades rurales donde están ubicados las comunidades indígenas, muestra el descuido o la desatención del Estado, en general.
Si en la capital del Departamento tenemos hasta centros de salud cerrados por deterioro, cómo estarán funcionando esas instituciones en aquella zona. Si en Quibdó no se ha completado de construir el acueducto y no hay alcantarillado en gran parte del territorio, se pueden imaginar en el Alto Baudó, solo por mencionar este ente territorial.
Y así están la mayoría de municipios. La labor de la gobernadora y su equipo es ardua para poder solventar tantos problemas que han venido aquejando por causa de la pésima gestión de los anteriores dirigentes en el poder. Son muchísimos los recursos necesarios, entendiendo las limitaciones del país para cubrirlas. Así que no se puede quedar uno solo esperando a ver qué limosna nos dan. Hay que apoyar a la administración en lo que podamos para sacar adelante al Chocó.