
Por Mario Serrato Valdés
En algunas regiones del país insisten en hacer creer a la población que el mundo está dividido entre Santos y Uribe, según el nivel de desnutrición mental del seguidor en las regiones periféricas del país, el uno o el otro representan el bien y el mal.
Sin embargo, quien se tome la molestia de revisar el actuar económico de uno y otro, y comprenda solo un poco de economía, encontrará que uno y otro son siameses. Uno y otro rinden el mismo culto al neoliberalismo, sienten una fe ciega por la economía de mercado y siempre que les den papaya, privatizan lo que tengan a la mano.
Entre Alberto Carrasquilla, Oscar Iván Zuluaga y Mauricio Cárdenas, ministros de Hacienda de Uribe y Santos, existe la misma identidad que la presentada entre un Treponema Pallidum y otro Treponema Pallidum, la bacteria causante de la sífilis.
Cualquiera que, por ejemplo, haga un estudio comparativo en el Chocó, Buenaventura, Tumaco o Puerto Carreño en los dos períodos de Uribe y los dos períodos de Santos, y los evalúe con objetividad, encontrará los mismos niveles de desempleo, atraso infraestructural, desnutrición infantil y analfabetismo.
Salvo una que otra masacre que los embaucadores no quieren mencionar, dos o tres millones de desplazados invisibilidades, 15 o 20 robos a municipios y departamentos y 3 mil niños Wayuu muertos por desnutrición y que nunca recibieron atención efectiva, los gobiernos de Uribe y de Santos son exactamente iguales.
Quizás una diferencia valga la pena mencionar, mientras Uribe levantó a plomo a una guerrilla que se desbordó en el gobierno del zopenco de Andrés Pastrana, Santos habló con ella y la desmovilizó.
Algunos insisten en que Uribe sometió a la guerrilla y que Santos les entregó el país, sin embargo, y repito la necesidad de conocer algo de economía, en los períodos de esos tipos, el banquero Sarmiento Angulo se hizo más rico y los terratenientes apropiaron más tierra.
No creo que un banquero tan hábil como Sarmiento Angulo y unos terratenientes tan agresivos y violentos como los colombianos, sigan viviendo tranquilos en un país que fue entregado a la guerrilla comunista, y si alguien lo cree, le recomendaría aprender a leer y escribir y si lo sigue creyendo, le recomendaría hacer un test de inteligencia el que con seguridad reprobará.
Todas las regiones periféricas de Colombia tienen tres cosas en común: atraso infraestructural limitante, abandono estatal humillante, y el embeleco politiquero que les hace creer que entre Uribe y Santos existe alguna diferencia.
Mario Serrato Valdes