La Paz que nunca llegó. La población le apostó al cambio social con los pactos entre la Guerrilla de las FARC-EP y el Gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos. Hoy cuatro años después, su realidad es lamentable, la población sigue sumida en la explotación abusiva de sus recursos mineros, la invisibilizarían, el conflicto armado y el olvido Estatal.
Con la firma del Acuerdo de Paz, muchos pobladores se llenaron de esperanza, porque el conflicto que los mantuvo llenos de miedo y excluidos durante años por fin acabaría, permitiendo así que el Gobierno volcara su mirada a estos territorios, para atender sus necesidades básicas más sentidas; disponibilidad de agua potable (acueducto), alcantarillado, infraestructura, educación, salud, ingresos insuficientes por falta de fuentes de empleo, así como graves problemas de contaminación ambiental y corrupción, para de esta manera, alcanzar una vida digna y el goce efectivo de sus derechos. Sin embargo, su realidad hoy es otra, viven en medio de la disputa territorial entre actores armados ilegales, la extracción ilegal de recursos y la pobreza.
Durante años la posición geográfica estratégica y la riqueza en biodiversidad de estos territorios, han sido un atractivo para los actores armados ilegales, quienes, ante la ausencia y debilidad institucional, actúan como reguladores del orden, oprimiendo a las comunidades mediante extorsiones, masacres, intimidaciones, confinamientos y desplazamientos. Así mismo, transformado sus territorios en zonas de cultivo de uso ilícito, corredores de droga para el tráfico de armas, y espacios para la extracción ilegal de metales preciosos.
En medio de este panorama desalentador, es un gran desafío pensar en la Paz, sin embargo, a ello le apuntó la Universidad Tecnológica del Chocó y la Universidad de Glasgow, con su proyecto de investigación: “Descubriendo las dinámicas ambientales y socioculturales para la construcción de una Paz sostenible en la bioregión del Chocó”.
En esta investigación se identificaron como actores del conflicto armado el territorio, la sociedad civil, los grupos armados al margen de la ley, el gobierno colombiano y el Río Atrato, todos ellos con un rol diferente y determinante. La situación en estos dos municipios genera preocupación, mientras en Río Quito, se desarrolla la actividad minera a gran escala con consecuencias devastadoras en la salud y el ambiente, la población de Medio Atrato por su ubicación geográfica es receptora de las prácticas excesivas para la explotación de recursos y su territorio es un corredor disputado por los actores armados ilegales.
De acuerdo con las comunidades, viven en condición de abandono y sus tragedias sociales son invisibles para el gobierno. La investigación reveló la desconfianza de la comunidad en la institucionalidad, manifiestan que la presencia de la fuerza pública no es una garantía de seguridad ya que están expuestos constantemente a extorsiones, intimidaciones y presiones por parte de los grupos al margen de la ley“ Están los del Ejercito, pero solo cuando vienen a hacer los operativos contra la minería ilegal y decirle algo a ellos, es hablar directamente con los grupos y ponen en riesgo nuestras vidas” Expresa un habitante.
Río Quito y Medio Atrato, visibles para la extracción e invisibles para la inversión
La doble moral que impera en la realidad colombiana, se evidencia en municipios como Río Quito y Medio Atrato, municipios reconocidos por su riqueza de minerales como el oro y el platino, pero también por la riqueza de sus suelos para la producción agrícola.
El departamento del Chocó según la Agencia Nacional de Minería (2018) ocupó el segundo puesto entre los 7 departamentos con mayor producción de oro, con el 21% después de Antioquia, y el primero en la producción de platino aportando 95,48% en la producción nacional. Las riquezas del Chocó biogeográfico representada en estos municipios, debería constituirse en una oportunidad de desarrollo económico, sin embargo, el accionar de actores ilegales (Disidencias de las FARC, ELN, Paramilitares), sumado a la poca presencia estatal en estos territorios, limitan su desarrollo y reducen el bienestar de estas comunidades.
La explotación minera en estos municipios ha generado una serie de conflictos sociales, ambientales, económicos y culturales que se evidencian en la generación de empleos informales, fragmentación social, afectación ambiental y cultural. Lo que debería ser un polo dinamizador de desarrollo para la población enmarcado en crecimiento económico autosostenido para generar ventajas competitivas, en la actualidad se entremezcla con violación de derechos humanos, débil presencia institucional, lavado de activos, presencia de actores armados organizados y bandas criminales. Según datos de la Defensoría del Pueblo (2018), después de la firma del acuerdo de Paz y la dejación de armas por parte de las FARC – EP, se incrementó la presencia de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia en estos municipios convirtiendo estos territorios en corredores disputados por actores armados ilegales.
De acuerdo con la investigación realizada, las consecuencias sociales, económicas y ambientales son devastadoras, en Paimadó cabecera municipal de Rio Quito, hoy se evidencia descomposición social, presencia de entables mineros, prostitución, alcoholismo, riñas, disputas, trabajo infantil y desescolarización. Según los pobladores la extracción minera desde su visión étnica, es un mecanismo de subsistencia, significa una práctica cultural que dialoga con el territorio y que ha formado parte de su ancestralidad, pero con la llegada de actores al margen de la ley y las grandes maquinarias, todo ha cambiado, se ha agudizado el conflicto y se reducen las oportundades de empleo. En estos territorios como lo asegura un líder del -municipio: “no hay más nada para hacer” no hay condiciones y estrategias productivas que trasciendan la oferta de puestos de trabajo en la administración municipal, afectando con ello, la vocación productiva del uso del suelo con ocasión de la ‘fiebre minera’ pasando de tener fines de subsistencia y un trasfondo cultural, a tener fines de progreso e incursión en la modernidad.
Dentro de este contexto, son importantes las opiniones de los lideres de la cabecera municipal de Paimadó, quienes manifiestan sus percepciones sobre el proceso de Paz, sostienen que el acuerdo de paz no ha tenido importancia para sus comunidades, porque la presencia de las FARC en este territorio fue nula. Lo que agrava aún más la situación de conflicto, porque este continúa latente y aún predominan las amenazas y la presencia de otros actores al margen de la ley como el ELN y los paramilitares. En este sentido expresa un habitante “Ellos son quienes tienen dominio en el territorio por causa de la autoridad”. Por su parte una de las lideresas expresan “Yo como mujer opino que con los Acuerdos de Paz nos hemos sentido igual, pues acá en el municipio de Río Quito, en la cabecera municipal que es Paimadó, nunca hemos tenido enfrentamientos con nadie; antes de los Acuerdos venían los guerrilleros y los paras, venía un grupo y se iba, luego llegaban los otros, pero nunca hubo enfrentamiento.
En el Medio Atrato, las revelaciones son preocupantes, los habitantes de la cabecera municipal Beté, viven un fenómeno distinto, su territorio estaba afectado por la presencia del grupo guerrillero de las FARC, y con el acuerdo de Paz aumentó la esperanza de vivir con tranquilidad en sus territorios, pero esta se fue diluyendo, en la medida en que otros actores ilegales ocupaban los espacios que dejó este grupo. La investigación develó que en la actualidad la población vive en medio del temor y la zozobra, manifiestan que, ante la ausencia de Gobierno y la falta de oportunidades, muchos campesinos, se enfilaban en la guerrilla y hoy, ante la presencia de nuevos actores, temen por sus vidas. Como lo explica un líder “las FARC eran autoridad en algunas comunidades del Medio Atrato y en algunos pueblos tenían milicianos y familias, razón por la cual muchas familias se han sentido preocupadas por la presencia de otros grupos al margen de la ley en sus territorios, estos deben irse de aquí para no perder la vida.”
Esta realidad, se recrudece por los cambios sustanciales que generan éstas dinámicas de conflicto y explotación minera, en las formas de ser y de estar de los habitantes. La presencia de la minería tecnificada ha atropellado la práctica ancestral de extracción del recurso minero y ha imposibilitado otras formas de producción.
Estrategias de aprovechamiento minero
Manifestación visual de las comunidades
por el respeto a la vida de sus líderes.
Las poblaciones sostienen que los daños sociales y ambientales son gravísimos, toda la comunidad participa, pero no en las mismas proporciones. En la actualidad, la pobreza es mayor en sus territorios, puesto que no se implementan dinámicas de aprovechamiento para el desarrollo de la región y continúan permeados por la sombra de la extracción minera abusiva que se lleva la cuantiosa riqueza aurífera sin reportarse a las autoridades correspondientes, lo que genera una usurpación de las regalías.
Como lo explica un habitante del Municipio “La minería ha cambiado nuestra tranquilidad, hay drogadicción, prostitución, extorsiones ya no hay una familia” se evidencia una fractura social, y las consecuencias socioeconómicas y ambientales son lamentables. Los municipios siguen sumidos en la pobreza, pues los recursos se invierten en otras ciudades y sus territorios no les pertenecen, se sienten encerrados y sin salva vidas, y aquellos que tienen la valentía de denunciar, son perseguidos y en el peor de los casos asesinados.
Estas poblaciones rememoran con gran tristeza, lo que fue su territorio antes de la locomotora minera y el conflicto, “antes éramos una familia, practicábamos la minería artesanal y todos éramos felices, hasta los ríos, ahora la minería cambió la unidad, ya la gente no comparte como antes, era una zona muy sana, ahora todos tenemos miedo, los ríos están contaminados, se han dañado las relaciones familiares, ahora hay mucha enemistad” El territorio de paz que alguna vez fue y lo que significaban sus ríos, hoy solo son recuerdos “Antes éramos un remanso de Paz y una zona muy productiva, la gente antes era humilde y sana. Antes de la minería ilegal este territorio era lo mejor del mundo, el rio era nuestra vida, los extranjeros se llevan todas nuestras riquezas.” Expresan los habitantes de Río Quito y Medio Atrato.
Esta investigación revela que el Estado ha realizado una tarea inconclusa y es la de volcar su mirada a estas poblaciones, dialogar con su cosmovisión, generar control en los procesos de extracción de recursos mineros para que estos no beneficien a unos pocos actores, sino que se reviertan en el desarrollo de sus territorios. La fuerza pública debe sentirse , en palabras de un habitante: “Aquí todos saben dónde están y quienes son los que hacen minería Ilegal, el ejercito sabe dónde están las disidencias y dónde está el ELN, el Clan del Golfo y no llega, y cuando llega, ya hizo acuerdos. No se pisan la manguera.”
En este contexto, el Río Atrato escenario territorial donde confluyen estas disputas, pese a ser considerado sujeto de Derechos por la Corte Constitucional con la Sentencia T-622 de 2016, aun presenta muchos desafíos, y aunque se concibe como un gran avance que pretende poner control al desenfrenado abuso en la extracción de recursos mineros e invita a proteger, respetar y reparar de manera especial esta fuente de vida para las comunidades, es un amparo jurídico que requiere acompañamiento para que los guardianes del Atrato visibilicen la voz de las comunidades y defiendan el río como un ser vivo, garanticen sus derechos y el de las comunidades étnicas que en él habitan.
En este escenario planteado, la investigación establece desde la visión de las comunidades, como principales obstáculos para la Paz en los municipios de Río Quito y Medio Atrato; la falta de oportunidades e inversión por parte del Gobierno, la minería ilegal, la presencia de grupos armados ilegales, falta de apoyo al campo, la ausencia de capacitación permanente y la necesidad de fortalecer las instituciones de la región para que puedan mejorar su gestión en los territorios. Estos obstáculos solo se pueden superar si se entiende que la Paz para estas comunidades es el acceso libre a sus territorios, el disfrute de sus ríos, necesidades básicas satisfechas, tener más y mejores oportunidades para el desarrollo del campo y la ejecución de proyectos productivos. La población, concibe el territorio como fuente de vida y pensar en el desarrollo hoy para ellos, es tener calidad de vida e inversión para el goce y disfrute efectivo de sus derechos.
Este articulo es producto del proyecto ¨Descubriendo las Dinámicas Socio-Culturales y Ambientales para la Construcción de una Paz Sostenible en la Biorregión del Chocó¨, ejecutado por los grupos de investigación en Educación y Medios y Manejo y Gestión de la Vida Silvestre del Chocó de la Universidad Tecnológica del Chocó y financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.