El chocoano Marino Córdoba Berrío, de 56 años, fue elegido hoy como el ganador de la categoría “Toda una Vida” del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia, en su novena edición.
Desde muy joven se convirtió en un líder comunitario en Riosucio y representante de la Organización Campesina del Bajo Atrato (Ocaba).
En diciembre de 1996 logró la titulación colectiva de tierras en el río Truandó.
Pocos días después los paramilitares se tomaron el municipio de Riosucio, cometieron crímenes y todo tipo de barbaridades y Marino Córdoba debió huir a Quibdó y luego a Bogot, donde fundó la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados (Afrodes).
Por más amenazas y atentados logró asilo en Estados Unidos, donde vivió entre 2002 y 2012.
Participó en las negociaciones de paz entre el Estado colombiano y la entonces guerrilla de las Farc-EP, donde integró a la comisión étnica.
Marino recibió en 2019 un reconocimiento como finalista al premio Matín Ennals Award, considerado el premio ‘Nobel’ de la defensa de derechos humanos.
Y hoy fue el ganador de la categoría “Toda una Vida” del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia. “Recibir este reconocimiento en lo personal da ánimos para seguir y, en lo colectivo, ayuda a seguir trabajando por nuestras comunidades invisibilizadas”. Y es, según Marino, esa es su razón de vivir: “Yo no tengo más que esto, más que mi comunidad, más que esto que hago. No tengo algo más allá. Aunque yo me haya ido por años fuera del país, volví porque mi lucha está aquí, no en otro lugar y aún hay muchas cosas por hacer. Tenemos que seguir avanzando”.