
Curiosidades del Chocó
Por Francisco Moreno Mosquera
Los gentilicios son palabras que se aplican a los nativos o residentes de un país, región o ciudad. Por ejemplo, colombiano, chocoano, caleño.
Generalmente éstos se forman mediante las terminaciones ano (bogotano, pereirano), eño (antioqueño, istmineño), es (cundinamarqués, cordobés). Otras terminaciones menos comunes son ita (israelita, manizalita), ero (barranquillero, acandilero), ense (tolimense, andagoyense).
Es notorio el hecho de que en el caso del departamento del Chocó TODOS los municipios forman su gentilicio con la terminación eño (condoteño, tadoseño, bagadoseño, noviteño, nuquiseño, certegueño, etc), con sólo tres excepciones: Litoral del San Juan (litoralense), Sipí (sipiano) y Acandí (acandilero).
Por esta razón resulta natural que si se le pregunta a cualquier persona en Colombia cómo se denomina un nativo de Quibdó, este responda sin vacilar: “quibdoseño”.
Pero ocurre que para la Real Academia de la Lengua Española (RAE) no es así. Esta entidad, máximo organismo regulador del idioma, no registra en su diccionario oficial la palabra “quibdoseño”, sino “quibdoano”; es decir, según la Academia, los nacidos en la capital del Chocó no son “quibdoseños” sino “quibdoanos”.
Es extraño que los ilustres académicos de nuestro bello idioma español, a la hora de confeccionar su diccionario, no solo no hayan observado la regla general lingüística sobre la formación de los gentilicios de las regiones geográficas del Chocó, sino que no hayan acogido el vocablo utilizado por los hablantes de toda una comunidad lingüística, que son quienes en últimas imponen la manera de usar la lengua.
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