
Daza Sánchez
Por José María Daza Sánchez
Por circunstancias propias de la necesidad de diligencias personales, he tenido que transportarme por tierra a la ciudad de Pereira, Risaralda, desde Quibdó, ya en varias ocasiones y, lo que uno puede observar es el avance, lento pero seguro, de la pavimentación de la vía en ese tramo y resaltar de manera importante el avance de dicha obra, como resultado de la lucha del pueblo chocoano con sus protestas, paros y reclamaciones.
Hoy es necesario resaltar y señalar que esta carretera está terminada en un 99,8% (porcentaje arbitrario), en el territorio chocoano, pues faltan dos tramitos (disculpen la minimización) uno de cerca de doscientos (200) metros y otro de no más de trescientos o cuatrocientos (300 – 400) metros. Este en la denominada zona “Las Peñas del Olvido”, ubicado entre Guarato (Chocó) y Santa Cecilia, corregimiento de Pueblo Rico (Risaralda). Las comunidades reclamantes son de Guarato y Gingarabá.
Ya está lista la estructura para hacer el ‘vaciado’ de la placa exactamente ahí, en la Peñas del Olvido, más un pequeño tramo que quedó de media vía sin pavimentar y hay que hacerle el trabajo completo.
Pues, en mi inquietud por conocer cuál es la razón de no haberse culminado la obra, estuve hablando con funcionarios de alta credibilidad y conocimiento de los hechos.
Recordemos que hace unos años unas comunidades afro de la zona hicieron unos cierres, de los usuales en el Chocó, disque porque la construcción de la vía les dañó sus residencias. Esto no lo ve uno en el transcurrir del viaje. Las casas no están en terrenos que se vean dañados. Hay que decir que hubo un líder de esos reclamantes que terminó en líos judiciales y creo que ahí se apagó el proceso. Suena más a negocio, para sacarle plata al Estado, más no porque realmente hayan salido afectados. De verdad que no ve uno casas afectadas, por el contrario, muchas tienen sus andenes y zonas comunes arregladas.
Nos enteramos de que la señora Gobernadora está tratando de intermediar en el tema, para que se pueda culminar la obra. Ojalá y sus buenas gestiones logren destrabar ese proceso y se logre tener completamente pavimentada la vía en territorio del departamento del Chocó. No puede ser que los intereses particulares estén por encima de los colectivos. Lo que se ve, realmente, es que la gente solo piensa en lo suyo, a pesar del daño que hacen, por rebuscarse unos pesos. Lo mismo que hacen los indígenas por la vía a Medellín.
Entre Santa Cecilia y Pueblo Rico, aún faltan algunos tramos. Venían trabajando muy juiciosos, pero en un momento determinado se pararon las obras. Lo único que se ve por esa zona, es algún mantenimiento y retiro de escombros de los continuos derrumbes. Ya de Pueblo Rico hacia Pereira, prácticamente está pavimentada toda la vía.
Ahora bien, si es cierto que hubo algún daño, pues lo más expedito es demandar, no cerrar la vía ni impedir que se termine la obra. Con ese procedimiento se harían las verificaciones y estudios técnicos que demuestren que verdaderamente hubo daño. Pero no puede entonces asumirse como cierta la reclamación y que el Instituto Nacional de Vías – INVÍAS, saque recursos del presupuesto y cancele. Eso no es la tienda de la esquina. Se requiere una orden judicial para que se pueda hacer la erogación y poder cancelar las indemnizaciones del caso.
¿Por qué se tiene que llegar a las vías de hecho y no buscar y aplicar los mecanismos respectivos para solucionar las reclamaciones que se hacen?
A propósito de las comunidades indígenas que habitan alrededor de la vía, que se creen las dueñas de los únicos tramos carreteables del Chocó, que nos conectan con el centro del país, hay que decir que la mayoría de esos terrenos sobre la vía entre el Carmen de Atrato y Quibdó, están invadidos por ellos. Solamente los terrenos de la comunidad del 18 están debidamente legalizados desde el INCORA. De resto prácticamente están invadidos, afectando el desarrollo de temas tan importantes como la remodelación de la línea de interconexión eléctrica entre las subestaciones del Siete y Huapango, con el alto riesgo de un apagón y la terminación del pavimento de la vía, con esos mecanismos extorsivos, que han llegado al abuso de hasta requisar carros, asumiendo una autoridad que no tienen y las verdaderas autoridades se han quedado calladas.
Hay que ponerle tatequieto a estos abusos.