
Por Javier Álvarez Viñuela
Es casualidad que hace 35 años fue coronada como Virreina nacional de la belleza, Yasmín Oliveros Segura en representación del departamento del Chocó: coincide con que en 1987 se realizaba la edición 35 del Concurso Nacional de la Belleza en la ciudad de Cartagena de Indias. Participaron, en el marco de ese certamen, 18 bellas mujeres de Colombia. Insisto: 18 bellas mujeres del país. ¿Serían las más bellas de entonces? ¡Sin duda!, respondo. Un ramillete de divinidades.
Yasmín Oliveros Segura es oriunda del corregimiento de El Valle, un pueblo costero, al norte del Pacífico colombiano. Hija de la señora Efigenia Segura Rivera -rip- y del señor Cardenio Oliveros -rip; es la tercera de siete hermanos; de las mujeres, la mayor. Diría que Yasmín Oliveros Segura heredó la belleza de señora Rosana Rivera -rip-, su abuela materna. Una hermosa mujer cuyo mestizaje procedía de las nubes del Olimpo que cubrían la playa de Nabugá.
Fue estudiante de la Normal Santa Teresita, un colegio de modalidad pedagógico que, por lo general, quienes allí ingresaban, era porque tenían la vocación para ser maestros, educadores. Lo que no se espera, y es la excepción, es que quienes terminan el bachillerato resulten adelantando cualesquiera otros estudios de carreras liberales o ingresen a profesiones diversas: lo de Yasmín Oliveros Segura fue, sin duda, el modelaje del que hizo su modo de vida y la convirtió en un referente nacional.
Soy de la generación de normalista que no me privé de haber compartido en un recreo o en cualquier otro espacio lúdico con Yasmín Oliveros Segura, cuando estudiábamos en el colegio. Tampoco de no haberla visto sin contemplar la belleza singular que posee. Segura, delicada y firme en su caminar. De cabellera negra y abundante y en ocasiones recogida con una larga trenza que indicaba lo escultural de su cuerpo.
No hay nada más oportuno para escribir el presente perfil sobre Yasmín Olivero Segura, que todas aquellas emociones que nos despertó y ocasionó lágrimas de felicidad al ser elegida Virreina Nacional de la Belleza. Saber que fue la primera persona de nuestro pueblo que llegó a la gloria de la fama; que estuvo en Londres representándonos en Miss Universo; que nos ha hecho sentir orgullosos; y que le abrió camino a muchas “niñas” para seguir su ejemplo y soñar en ser reinas.
Lo extraordinariamente admirable de Yasmín Oliveros Segura, además de su divinidad, es haber llegado directamente al Concurso Nacional de la Belleza. No hizo carrera por la belleza; no estuvo en concursos o reinados departamentales (de la Panela en Villeta, del Bambuco en Neiva, del Retorno, en Guaviare o Villavicencio, etc.). Fue una reina o modelo que no se hizo en academias de bellezas o de pasarelas. Para ser bella e inteligente no se necesitan títulos ni pergaminos.
Créanme: solo he tenido dos ocasiones para verme y dialogar con Yasmín Oliveros Segura, luego de que fue soberana de la belleza. La penúltima, cuando nos acompañó en una campaña política en Cupica; la última, una vez en el pueblo, cerca a su casa. Le pregunté por qué no se quedó con la corona. Me dio su respuesta. Pude comprender que los intelectuales son coherentes con sus pensamientos; mientras las mujeres bellas no son discípulas de ninguna divinidad griega. ¡Virreina de todos los tiempos!