En la tarde de ayer, ante una comisión de la Defensoría del Pueblo y de la Diócesis de Quibdó, fueron liberados los nueve soldados que habían sido detenidos y desarmados veinte horas antes. También fue devuelto su armamento y sus elementos de dotación oficial. Tanto la retención como la liberación se dieron en la comunidad indígena Consuelo Bajo, quebrada Borbollón, del municipio de Carmen de Atrato.
El sargento a cargo de la escuadra dijo que habían sido ultrajados, intimidados, heridos y posteriormente despojados de su armamento por los embera katio. “Nos cogieron con machete, con cuchillo, amenazándonos con esa cosa larga, nos la ponían a cada uno en el pecho, que le entregáramos las armas”, manifestó uno de los uniformados. “No vamos a entregar las armas, ¿por qué?, si no hemos cometido ningún delito. Nos las arrebataron a las malas, a mí me pegaron, me chuzaron con eso».
El comandante de la Séptima División del Ejército, general Juvenal Díaz, había denunciado que los integrantes del Ejército fueron interceptados en la vía que comunica a Medellín con Quibdó, donde ellos acudieron a adelantar actividades desminado y a protegerlos de Grupos Armados Organizados (GAO) que actúan en su territorio, como el Eln y el “Clan del Golfo”. Los rodearon, les pidieron identificación, los despojaron de su armamento y los amarraron.
El general Díaz dijo que “ya están listas las denuncias para colocarlas ante los entes que correspondan. No podemos aceptar que mientras nuestros soldados arriesgan la vida para quitar el confinamiento, para quitarles las restricciones que tienen por los artefactos explosivos, ellos (los indígenas) cometan un presunto secuestro”.
Pero los indígenas ofrecen otra versión de los hechos. Dicen que un grupo armado incursionó en su territorio dejando como consecuencia a un indígena herido.
“Nosotros, en estos momentos sentimos es miedo, temor, porque sé que entran grupos armados, o sea, otros grupos por fuera de los militares y nos han asesinado a nuestros líderes en nuestros resguardos”, manifestó Efraín Velásquez, líder indígena.
Los nueve uniformados adscritos a la fuerza de tarea Titán de la Séptima División del Ejército Nacional, aseguraron que además de ser agredidos, no les devolvieron parte de su dotación, entre ellos granadas de fragmentación.
“Tuvimos pérdida de tres granadas de fragmentación IM26, como también de varios cartuchos 556. A un sub oficial lo agredieron físicamente con un arma cortopunzante”, detalló el coronel Luis Alfonso Martin Daza, comandante de la Brigada 15 del Ejército Nacional.