Después de varios días de anormalidad laboral en el Hospital San Francisco de Asís de Quibdó, las enfermeras y auxiliares de laboratorio decidieron encadenarse a la entrada del centro asistencial para darle más fuerza a la protesta, con la cual exigen el pago de salarios atrasados y otros emolumentos.
El hospital adeuda a sus trabajadores tres meses de salarios, dos primas de servicio, retroactivo salarial y el pago de dominicales y festivos. Además de esto, los empleados denuncian que por ineptitud administrativa no se han recibido los recursos que el gobierno dispuso para el pago de prima Covid 19.
Cabe precisar que la entidad fue intervenida en junio pasado por la Superintendencia de Salud, después de que se detectara un déficit de 16 mil millones de pesos y el represamiento de consultas e intervenciones quirúrgicas. Para estar al frente de la intervención la Superintendencia designó a Camilo Eduardo Ramírez, quien debía asumir la tarea de recuperar las finanzas del hospital e imponer el orden administrativo.
Cinco meses después, los trabajadores denuncian que el interventor ha aumentado la burocracia, pues de 149 empleados contratados pasaron a 212, ha contratado asesores innecesarios que devengan sueldos millonarios. Además la Supersalud le asignó al interventor unos ingresos mensuales de 22 millones de pesos, cuando el anterior gerente devengaba seis millones.
Hoy la deuda del hospital asciende a 21 mil millones de pesos, no hay insumos médicos, faltan reactivos en el laboratorio y los pacientes deben llevar desde los guantes de látex si desean ser atendidos.