
El párroco de la iglesia de Fátima de Quibdó, César Perea Ibargüen, cogió a dos ladrones que venían robando los ventiladores del templo.
Analizando los videos instalados en el vecindario observó el modus operandi de los ladrones y la hora de sus fechorías.
Se camufló, lo mismo que algunos de sus vecinos y esperó el próximo robo. Los ladrones llegaron, ingresaron furtivamente al templo y el párroco esperó que salieran con los ventiladores. Así ocurrió y los cogió cuando se disponían a alejarse con dos ventiladores.
Los ladrones le pidieron pendón de rodillas. El párroco no colocó ningún denuncio y los dejó en libertad.