
Por Ninoska Salamandra Martínez
Desde la aparición de la pandemia la cantidad de información falsa o positiva que ha circulado alrededor de la misma es abundante y permanente, lo último que se escucha y se lee por las redes es lo relacionado con el supuesto pago que se les hacen a las clínicas por cada paciente fallecido a causa de la enfermedad o por falsos positivos que se dice están apareciendo, o pacientes que simplemente sean diagnosticados con el virus.
Lo anterior, explica, justifica la razón por la cual no merma el negocio de los ventiladores, las camas UCI, el gel, los tapabocas y el alcohol como complemento al plan y la mortalidad de las personas cada vez es mayor.
Lo que llama la atención, es que sabiendo cómo se puede controlar o curar la enfermedad se continúa insistiendo en la búsqueda de la vacuna, en el incremento del aislamiento y los protocolos que se deben mantener para evitar el contagio, cuando las entidades de la salud mundial, al parecer, saben cuál es la causa y cómo curar la enfermedad.
De acuerdo a los estudio e investigaciones adelantadas en un gran numero cuerpos de ya fallecidos, se ha descubierto que, debido a la cascada masiva generada por el virus, se producen trastornos orgánicos causados por la coagulación de la sangre formando trombos que obstruyen el funcionamiento de los pulmones principalmente, comprometiendo otros órganos como el hígado, los riñones etc.
Entonces, sabiendo esto, ¿por qué los médicos en vez de acetaminofén, no recomiendan el aislamiento con todos los remedios caseros ya sabidos, que pueden evitar las complicaciones? ¿Por qué cuando se complica el paciente no le aplican los anticoagulantes plaquetarios para que la sangre fluya, mejore la respiración y no se congestionen los pulmones? ¿Por qué proceden a entubar, a martirizar el paciente sabiendo que los ventiladores artificiales no son la cura más recomendable? Con este tratamiento unos que otros se salvan, pero está sabido que la mayoría se complican y mueren.
El mundo es consciente de que los médicos y las enfermeras han hecho hasta lo imposible para salvar a sus pacientes, hasta llegar al punto de ofrendar sus propias vidas por lograrlo utilizando los procedimientos ordenados y autorizados por la Organización Mundial de la Salud, pero si a la par se sabe que existen otros procedimientos que podrían salvar miles y miles de vidas a menos costo y tiempo ¿por qué no utilizarlos?. Se pensaría que, al sistema le interesa mantener el negocio y está sucediendo lo mismo que con el cáncer y el sida, que en la medida en que las personas empezaron a perderle el miedo y aprendieron a utilizar procedimientos más confiables (caseros) el impacto se ha reducido en unos porcentajes considerables, aunque ambas enfermedades continúan presentes en la humanidad.
Todo lo anterior apunta a dar la razón a la supuesta existencia del plan para disminuir la población en el planeta y especialmente a las personas mayores quienes por la edad tienen debilitado el sistema inmunológico, esto por considerar que no son nada rentables (invalidan la riqueza experiencial que poseen) y así bajarse de encima el problema del pago de las pensiones, que parece le está pesando a casi todos los países del mundo; siendo que este es un derecho ya se pagó por adelantado con el trabajo de toda una vida y que precisamente fue ese trabajo que dio lugar a lo que hoy existe, pero, así le paga el diablo a quien bien le sirve.
En este orden de ideas, sabiendo cual es la causa y cuál es la cura, ya queda de parte de cada quien dejarse acabar del coronavirus o del sistema, siendo que ya existe la suficiente información sobre el tema, que inclusive deja sin piso la necesidad de una vacuna.
Nosotros los chocoanos, viendo las dificultades que tenemos en materia de logística hospitalaria y la ausencia de planes serios para combatir el problema debemos considerar seriamente recurrir a la sabiduría popular de manera responsable o de pronto escoger dejarnos morir sin luchar y sin poner de nuestra parte.
Todo esto lo podemos hacer, por supuesto sin dejar de cumplir con los protocolos de seguridad ya establecidos y especialmente actuando con responsabilidad consigo mismo y con los que están a nuestro alrededor. Los invito entonces, de manera respetuosa, a vencer el miedo y a echar mano de toda esa riqueza ancestral que nos brinda la madre naturaleza para salvar nuestras vidas y la de muchos más.