En Cesar, Santander, Antioquia, Chocó, Valle del Cauca, Nariño, Putumayo y Vichada, el Proyecto Vida Silvestre (PVS) ha sembrado 210 mil plantas nativas entre los años 2021 y 2023 en diferentes escenarios, incluyendo humedales Ramsar y áreas protegidas y de manejo colectivo, con el objetivo de rehabilitar ecosistemas que permitan la reconexión de bosques y, de paso, la recuperación de especies emblemáticas como la tortuga carranchina, el oso andino, la marimonda del Magdalena, la danta, entre otras.
Mujeres empoderadas
La línea de restauración del PVS está impactando, además, al Chocó, donde un grupo de mujeres, guiadas por profesionales y botánicos expertos, lograron reproducir 20 mil árboles, correspondientes a siete especies nativas, que fueron distribuidos en cuatro grandes tramos estratégicos de la selva y de la cuenca del río Docampadó, en el corregimiento de Puerto Bolívar, del municipio de Bajo Baudó.
Esto con el fin de restaurar esas áreas naturales dentro del Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) ‘El Encanto de los Manglares del Bajo Baudó’. Esto fue posible con la ayuda de Codechocó y el consejo comunitario Concosta. La intención tiene una justificación: y es que, a pesar de su condición de zona protegida, puntos estratégicos de sus más de 300 mil hectáreas han sido afectados por la deforestación o la tala.
Con frecuencia, y en años pasados, pobladores han tumbado ejemplares de gran tamaño, con el fin de vender la madera y ganarse un dinero para sostener a sus familias. Los daños ocasionados luego de esta práctica son algunos de los que están siendo reparados con la siembra de 20 mil unidades.
No se trata de sembrar por sembrar
Todo este trabajo a nivel nacional tiene otras cifras consolidadas: se involucraron 67 predios y 3 consejos comunitarios. Se han reproducido 143 especies de flora, seis de ellas bajo amenaza. 40 acuerdos de conservación fueron firmados. Y en total, la restauración cobija más de 300 hectáreas, 47 de ellas con vegetación asociada a cursos de agua.
Selene Torres, líder de Restauración Ecológica de WCS, cuenta que esta labor de años ha incluido la movilización de gran cantidad de recursos humanos y financieros, para devolver la salud a los escenarios naturales y establecer una buena relación del hombre con la fuente que provee sus beneficios más básicos.
También, ha implicado la necesidad de pensar en nuevas formas de producción que no dañen la naturaleza. En todos los paisajes descritos se identificaron amenazas que han llevado a la degradación, con el fin de mitigarlas; se escogieron áreas estratégicas y oportunidades de trabajo, y se apoyaron comunidades interesadas en conservar (a quienes se les ha capacitado para que fortalezcan esta labor). Incluso, se construyeron viveros —para este caso se consolidaron o se fortalecieron 13— en los que se han propagado más de 120 mil plantas.
Selene explica que todo tiene un propósito, que se resumiría en que es necesario implementar estrategias integrales que generen beneficios ecológicos y sociales, asegurar el cuidado de las áreas de restauración y sobrevivencia de la flora y una evaluación del cumplimiento de los objetivos. Porque restaurar, y queda demostrado, es mucho más que sembrar y sembrar árboles.